INICIO OFICIAL DE LA CAMPAÑA PRESIDENCIAL

Por Abel Santiago / abelsantiago30336@yahoo.com.mx  

   Con motivo de la celebración de los 88 años de la fundación del Partido Revolucionario Institucional, su jefe máximo actual, Enrique Peña Nieto, pronunció un discurso de exagerada promoción y anunció de su seguro triunfo en las elecciones del año próximo, durante la ceremonia central efectuada el pasado sábado cuatro en el auditorio Plutarco Elías Calles de la sede nacional de ese instituto político, con el que de hecho se dio por iniciada la campaña oficial para las elecciones en las que los candidatos principales serán los aspirantes a la Presidencia de la República. Aun cuando no directamente se refirió al candidato presidencial de su partido, sí aseguró que éste será el vencedor absoluto en la contienda que se avecina.

   Lo de oficial se ha referido al momento en que el Instituto Nacional Electoral lanza la convocatoria respectiva para el registro del candidato de cada partido político, pero por ahora ese formalismo se ha roto, puesto que sin autorización y sin la menor insinuación de que se está violando la ley electoral, varios candidatos tienen ya tiempo en campaña, violando también el reglamento de tope de gastos en propaganda electoral, como se demuestra con una especie de denuncia que se acaba de publicar, por la que se informa que todos los partidos políticos registrados, que reciben miles de millones de pesos como subsidio para su subsistencia con recursos públicos, tienen un adeudo aproximado de mil 300 millones de pesos con bancos, proveedores, organismos electorales y con el propio gobierno federal, que no es de dudarse les autorice el incremento en sus prerrogativas con motivo de los gastos que se avecinan, que serán de fabulosas cantidades por los repartos para compra de votos a las clases desvalidas.

   Con el adelanto de actividades del año electoral es natural que el adeudo aumentará, sobre todo porque las campañas serán más intensas ante la intervención de todas instancias oficiales en apoyo a su partido, cuyo jefe expresó el día de la celebración de su aniversario: “…hoy, México nos convoca nuevamente. Una vez más tenemos que salir a defender el avance del país y el bienestar de su gente. Es un reto que debemos asumir con toda responsabilidad y con profunda seriedad. Quiero decirles que lo que está en juego es mucho más que una elección. Lo que se estará decidiendo en las urnas éste y el próximo año, es literalmente el futuro de México…la disputa por el futuro del país ya está presente y se siente en todo el territorio nacional”. Esta es una forma muy peligrosa de poner en juego los destinos del país por una campaña electoral, cuando no se ha tenido ni responsabilidad ni seriedad para defender la soberanía nacional, sus bienes y su futuro ante la nueva amenaza del desquiciado nuevo gobierno estadounidense, y se apuesta todo por el triunfo electoral del propio partido, al reiterar que la mayor fortaleza del PRI está en la unidad, “en nuestra pasión por servir y construir para México, está en enfrentar a los adversarios con determinación y firmeza.”

   Esta es la primera ocasión, que se recuerde, que un primer mandatario, haciendo a un lado su calidad de imparcialidad y de gobernar para toda la nación, toma partido en forma tan vehemente y habla de adversarios como de enemigos personales, y que todavía recalca: “…que quede bien claro: nunca, pero nunca el PRI pactará para dejarse derrotar. Nosotros, los priistas, y está en nuestra genética, siempre salimos a ganar. En el PRI jamás asumimos victorias anticipadas para otros. Por el contrario. Es cuando mejor vibramos, cuando nos ponemos de pie, cuando trabajamos con todo fervor y con toda pasión; y cuando más se trata, insisto, de defender a México.” Esa pasión, que es la que se requiere para la defensa del territorio nacional, se asume para defender la permanencia en el poder de su partido, y para retar en cierta forma a sus llamados adversarios: “Olvidan de qué está hecho el partido más fuerte y más grande de México. Se les olvida que los militantes del PRI son mujeres y hombres que amamos a nuestra patria y que siempre daremos todo por defenderla. Mientras esos partidos se encaminan a la división, a las pugnas internas o a la demagogia autoritaria, nosotros nos mantenemos cohesionados y con la unidad necesaria para vencer. Hoy, más que nunca, la unidad, la disciplina y la lealtad partidista nos deben distinguir.” Ahora ya quedamos enterados que de aquí en adelante, si el pueblo lo permite, no gobernará un ciudadano sino un hombre de partido, por lo que los intereses a defender seguirán siendo partidistas y personales, no patrióticos ni nacionales.

   Como corresponde a su calidad de presidente oficioso del partido oficial, y estimulado por la cuerda dada por el jefe máximo del mismo, Enrique Ochoa Reza realizó un recuento histórico de los supuestos logros de ese partido, y se fue directo contra la oposición: “…las coaliciones grotescas entre PRD y PAN están en estado de descomposición. Enfrentamos a un PAN blando y rancio. En el PRD enfrentamos a un sol que no alumbra ni a la esquina. Y el mesías de la mentira en Morena, que es exactamente el mismo demagogo y mentiroso de siempre. El que le huye al debate. Por supuesto que le vamos a ganar”. Ese solemne desconocido, que por obra y gracia del manda más priista llegó a la dirección del partido sin ningún antecedente político o administrativo, por oscuro que fuera, se sintió tan gallo que fue capaz de ningunear a los líderes de trayectoria reconocida, aunque sometidos también a los designios del jefe supremo en turno. De todos modos la campaña presidencial ya está en marcha, y el pueblo dispone del suficiente tiempo para meditar su decisión con el voto que será determinante para el cambio o retroceso de México.

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