¿Es Costa Rica un país lector?

  • Escribir y hablar adecuadamente, dentro de un contexto formal, no es una condición de moda, ni de intelectuales o escritores, es una obligación que cada uno debe asumir como propia y para ello es básica la lectura.

Carlos Díaz Chavarría
Vicepresidente, Costa Rica – CONAPE

20130312_150334De acuerdo con los resultados arrojados por la Primera Encuesta Nacional de Cultura de la Dirección de Cultura de Costa Rica realizada en el 2011, solamente un 14.6% de costarricenses ha leído de cuatro a cinco libros; un 33.2% leyó de uno a tres libros y la mitad de la población declaró que no había leído libros en el último año. Además indicó que son los estudiantes quienes menos compran libros. Sin embargo, quienes estudian y trabajan adquieren más textos. También es interesante que las personas de mayor nivel adquisitivo son quienes compran menos libros en contraste con la clase media.

Definitivamente esta realidad es muy preocupante e indignante, máxime si se piensa en una gran población estudiantil carente del interés, de la pasión, por la lectura, y con el agravante de que en vario países de Latinoamérica la situación no se presenta tan diferente. Por ejemplo, de acuerdo con el elaborado por el Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina y el Caribe (CERLALC), se evidencia que el índice de lectura en México es de 2.9 libros por año, lo que representa un 20 %. España sigue estando a la cabeza en los países de habla hispana con 10.3 libros leídos por año, es decir, el 61 %. Argentina y Chile son los más avanzados en lectura en Sudamérica con 5.4 y 4.5 libros por año, respectivamente.

Lo que sí puede ser un indicio en índices tan distintos entre un país y otro es el motivo por el que la gente lee: México, con un promedio de 2.9 libros leídos por año, lee para obtener conocimientos generales. En España y Argentina, por su parte, con 10.3 y 4.5 libros anuales, se lee principalmente por placer, 70 % y 85 % respectivamente. Países como Brasil y Chile leen por exigencia académica y para obtener conocimientos generales.

¿Por qué la gente no lee?

Nueva5Dos son los principales motivos, por cierto, muy poderosos: por falta de tiempo y desinterés. Este es quizás uno de los principales datos al que se debe prestar atención, la gente no lee porque simplemente no le gusta. No obstante pareciera ilógico que aún a sabiendas de que muchas personas, y el mismo ámbito educativo, reconocen en la lectura un camino idóneo para el conocimiento y la libertad, se siga generando tanta apatía por esta práctica.

Lo más preocupante es que se está en una época donde la competencia y la preparación van de la mano, una época donde los conocimientos envejecen con rapidez, por eso es fundamental tener un hábito lector el cual garantice tener conocimientos frescos y actualizados que hagan a las personas más eficientes y competentes tanto en el campo laboral como académico y personal.

Sencillamente, en esta época, las personas no se pueden dar el lujo de obviar el conocimiento, tener un vocabulario muy limitado, poseer una comunicación oral y escrita escasa, propiciar pensamientos pobres o articular ideas de manera incoherente. Todos, en algún momento, se van a tener que comunicar en un contexto formal, y para ello poseer una buena comunicación es fundamental, la cual, ciertamente, se puede desarrollar e incrementar, en gran medida, mediante la lectura.

Pues la lectura implica la activa participación de la mente, ayuda en el desarrollo de la imaginación, permite comprender el mundo de una manera más adecuada, fomenta el incremento del léxico, estimula la creatividad, crea hábitos de análisis y reflexión y facilita las relaciones interpersonales. Y estas habilidades no son exclusivas de escritores o filólogos, cualquiera que tenga una profesión, ya sea ingeniero, doctor, abogado, psicólogo, administrador, educador, todos, en cualquier contexto formal, deben hacer uso del uso correcto del lenguaje.

Debe comprenderse, de una vez por todas, que no hay especialidad profesional en la que no se requiera de una práctica lectora que actualice constantemente los conocimientos para hacernos más competentes diariamente; tal y como lo señalaba el ensayista y poeta inglés Joseph Addison: “La lectura es a la mente, lo que el ejercicio al cuerpo”.

Responsabilidad de los formadores

2012726En este sentido, como docente universitario, puedo dar fe de las congojas que sufren muchos de los estudiantes al momento de trasmitir una idea, ya sea oral o por escrito, por no tener un vocabulario extenso y adecuado, por no poder darle coherencia a sus pensamientos, por falta de fluidez o por la gran cantidad de errores ortográficos, de puntuación o acentuación que poseen, y ello se debe, en gran medida, a la gran carencia de la práctica de lectura. Además es muy lamentable cuando uno, como profesor, le realiza una pregunta a un estudiante y este no le sabe o no le puede contestar porque su vocabulario es muy limitado o porque no cuenta con la información necesaria para argumentar sus posiciones.

De ahí la urgencia, en especial de quienes somos educadores, o de alguna manera formadores, de buscar estrategias de enseñanza adecuadas que incentiven a los estudiantes a la lectura. Cualquier universitario o profesional que se enorgullezca de serlo debe leer para lograr tener una cultura general sobre diversos temas más allá de su especialidad, de su oficio, y como una manera para incrementar el vocabulario con el fin de que obtengan una mayor seguridad al momento de comunicarse, tanto de manera oral como escrita.

Por ello, escribir y hablar adecuadamente, dentro de un contexto formal, no es una condición de moda, ni de intelectuales o escritores, es una obligación que cada uno debe asumir como propia, especialmente en un mundo donde, muchas veces, los formadores sociales como las películas o la televisión, son los que fomentan el detrimento de nuestro propio idioma, y para lograr este perfeccionamiento comunicativo la lectura es básica. Y no hablo de leer solamente el horóscopo, la sección deportiva, los espectáculos o las caricaturas, sino de ejercer un proceso analítico de aquellas secciones cuyo propósito es generar una criticidad en el lector como los editoriales, o fomentar la información para una toma de criterio de lo presentado.

Tampoco se trata de leer de una manera superficial, sin ir más allá, sin buscar aquellas premisas que sustenten la tesis del escritor, sin generar un proceso de evaluación de lo leído, o, aún peor, sin determinar cuál es el proceso de autorregulación generado a partir del texto. Se trata de ver en la lectura una de las herramientas más eficaces, racionales y libres para incorporarse con mayor éxito en esta sociedad del conocimiento.

Efectivamente la lectura es un idóneo camino hacia el conocimiento y la libertad, pues implica la participación activa de la mente y contribuye al desarrollo de la imaginación, la creatividad, el análisis y la concentración; enriquece tanto la expresión oral como escrita, elementos básicos para la incorporación efectiva al mundo académico o profesional; y, a la vez, puede hacer gozar, entretiene y distrae.

Más allá de un pasatiempo

Ante este panorama, el fomentar un hábito por la lectura, en especial repito por parte de quienes tenemos el gran privilegio de ser formadores, va más allá de incentivar un pasatiempo digno de elogio; es, a todas luces, solidificar el presente de nuestras acciones y garantizar el conocimiento futuro de las nuevas generaciones en la búsqueda de un mundo más justo, preparado, inteligente, analítico y humanista.

El fomento de la lectura en nuestros días se hace una tarea imperiosa, que va más allá de las celebraciones y recordatorios cada veintitrés de abril cuando se celebra el Día del Libro. Se requiere que desde los primeros agentes de socialización como lo son los padres y los centros educativos, busquen que los niños vean en la lectura no una manera obligada de obtener puntos y pasar una materia, no como un medio para “conciliar el sueño”, no como una tortura, sino una forma dinámica y creativa de disfrute, de cultivo del conocimiento y la inteligencia, un aumento del bagaje cultural, del sano desarrollo de la personalidad y el espíritu crítico y una oportunidad de exponer el propio pensamiento.

Porque la lectura marca, ciertamente, la diferencia entre la ignorancia y el saber; entre la luz y la sombra; entre la libertad y el sometimiento; entre la esperanza y la desesperanza; por eso ojalá que sigan muchos lectores decididos a hacer de la lectura una máxima de vida. Solamente así se logrará descubrir que la lectura, más que una obligación, constituye un verdadero placer y, dentro de esta inminente era del conocimiento, una rotunda fuente de aprendizaje, liberación e identidad. Tal y como lo señalaba Santa Teresa de Jesús: “Lee y conducirás; no leas y serás conducido”.

Por lo tanto, indudablemente el poseer el hábito lector, en nuestra época, es más que tener un pasatiempo digno de elogio…, es garantizar el futuro de las generaciones que en este momento están formándose en las aulas, y de asegurar un presente más provechoso en los actuales profesionales. Dejemos de lado la apatía, la pereza, el conformismo y la lentitud, grandes enemigos de la lectura, y hagamos de esta práctica una afición que dure toda la vida; porque si existe una práctica que además de poderse realizar fácilmente en cualquier tiempo, lugar y circunstancia, también nos hace más libres y autónomos, esa es la lectura.

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¿Por qué se debe leer?…

-Por Victoria Fernández,
Directora de la Revista Mundo Cultura-

Para vivir más

Para detener el tiempo

Para saber que estamos vivos

Para saber que no estamos solos

Para saber

Para aprender

Para aprender a pensar

Para descubrir el mundo

Para conocer otros mundos

Para conocer a los otros

Para conocernos a nosotros mismos

Para compartir un legado común

Para crear un mundo propio

Para reír

Para llorar

Para consolarnos

Para desterrar la melancolía

Para ser lo que no somos

Para no ser lo que somos

Para dudar

Para negar

Para afirmar

Para combatir la fealdad

Para refugiarnos

Para evadirnos

Para imaginar

Para explorar

Para jugar

Para pasarlo bien

Para soñar

Para crecer

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“Te invito a leer conmigo”

Este es el nombre de la campaña por aplicar en todos los países Iberoamericanos, Costa Rica fue el primer país en poner en marcha la iniciativa, con miras a que se convierta en una herramienta didáctica en la Región. La campaña se enmarca en el Programa para el fortalecimiento de las Lenguas de Iberoamérica en la Educación, presentado en la conferencia Iberoamericana de Ministros de Educación, celebrada en Paraguay en el 2011.

Los vídeos promocionales donde participan varias personalidades costarricenses e información general de la iniciativa se encuentran disponibles en el sitio web: www.teinvitoaleerconmigo.com

CONAPE
CONAPE https://www.conape.org

Compañeros Nacionales de Periodistas y Editores A. C. (CONAPE)

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