Por Raúl González Nova
Almoloya de Juárez, México.– Como ya es costumbre, el “circense” #AdolfoSolísGómez sigue dándole atole con el dedo a los habitantes del municipio.
Este servidor público cree que con unas carnitas y promesas huecas puede marear a todos, pero la realidad lo exhibe. Prueba de ello es su tan anunciado “Bachetón”, un programa que costó a los almoloyojuarenses la nada despreciable suma de 10 millones de pesos y que, a la vuelta de unos meses, resultó ser un completo fracaso.
La pésima calidad de los materiales, la improvisación y la inexperiencia del “Iguana” #IvánSolís —hermano del edil, que pretende hacerlo todo sin tener la mínima preparación— dejaron como resultado que las calles vuelvan a estar llenas de baches, prácticamente como antes de su intervención.
Vecinos de distintas comunidades alzaron la voz para denunciar el engaño:
“Esos baches ya los taparon tres veces y siguen igual, hasta peor, parece que nada más tiran el dinero”, señaló don Eulalio, vecino de Mina México.
“Mi carro ya se dañó por andar en estas calles, pero al presidente nada le importa, él ni vive aquí”, reclamó la señora Carmen, habitante del centro.
“Con 10 millones bien invertidos otra cosa sería, pero todo lo hacen al aventón”, opinó Juan Hernández, comerciante de Colinas del Sol.
Hoy, #AlmoloyaDeJuarez luce nuevamente deteriorada: pocas vialidades conservan concreto hidráulico, y otras, de plano, ya parecen caminos de terracería. Así se esfuman los millones en un show más de esta administración municipal que se caracteriza por la simulación, la mediocridad y la burla al pueblo.
La gran pregunta es inevitable: ¿en qué se gastaron realmente esos 10 millones de pesos? Porque en las calles no están. El “Bachetón” es el claro ejemplo de cómo en Almoloya de Juárez el dinero público se convierte en humo, y de cómo la ciudadanía sigue pagando los caprichos y la incapacidad de un gobierno de circo.
Para dimensionar aún más el fracaso, basta comparar: en municipios vecinos como #Zinacantepec o #Toluca con presupuestos similares, se implementaron programas de bacheo que sí muestran resultados palpables. Las calles reparadas ahí llevan más de un año en condiciones aceptables, mientras que en Almoloya, apenas a los pocos meses, los baches volvieron a florecer.
La diferencia es clara: donde hay planeación y honestidad, los recursos alcanzan y se ven. En Almoloya de Juárez, en cambio, los millones desaparecen en la improvisación, el nepotismo y la simulación.